Alfred Nobel (y no Nóbel
como lo pronuncia todo el mundo) fue un químico e ingeniero sueco
nacido en Estocolmo en 1833. Tras formarse en Rusia y en Estados Unidos regresó junto a su padre para ayudar
en el negocio familIar: la fabricación de explosivos).
El uso de la dinamita hizo que muchas tareas pertenecientes al mundo de la
construcción y la minería progresaran a una velocidad sin
precedentes en la historia. Sin embargo, la dinamita también fue de gran utilidad en la fabricación de
explosivos, aplicación que se generalizó hasta el punto de hacerle acreedor,
aún a pesar de sus actividades humanitarias, del epíteto "mercader de
la muerte".
Cuando murió, dirigía fábricas para la elaboración de explosivos en diversas
partes del mundo. En su testamento legó la mayor parte de su fortuna (estimada
en unos 9 millones de dólares) para crear una fundación que otorgara premios
anuales entre aquéllos que durante el año precedente hubieran realizado el
mayor beneficio a la humanidad en el campo de la física, la química, la
medicina y la fisiología, la literatura y la paz mundial.
El elemento químico
número 102 tuvo el honor de recibir su nombre; se le llamó Nobelio (No).
El testamento de Alfred Nobel:

Dichos intereses se dividirán en cinco partes iguales, que serán repartidas de la siguiente manera:
- Una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento o el invento más importante dentro del campo de la Física.
- Una parte a la persona que haya realizado el descubrimiento o mejora más importante dentro de la Química.
- Una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento más importante dentro del campo de la Fisiología y la Medicina.
- Una parte a la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la Literatura.
- Una parte a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz.