Si en la religión judía existen alimentos prohibidos como el cerdo, el jabalí,
algunos pescados o las huevas de pez (caviar). Los cristianos no tienen ninguna prohibición, sólo la de la gula y en antes y durante la
semana santa no comer carne los viernes. La cultura islámica, comparte con la judía, la prohibición de
consumir carne de cerdo y la forma en sacrificar a los animales, el degüelle
ritual, que resulta indoloro para los animales. Para los musulmanes, los alimentos con mayor significado son
los dátiles y el cordero. Este fruto lo comía Mahoma para romper el ayuno del
Ramadán y es símbolo del dulzor de la vida cuando se dispone de alimentos para
nutrir el cuerpo y el espíritu. El cordero es el animal que se emplea para los
sacrificios, - en la fiesta del sacrificio del cordero-, el animal sustituye al
hijo del profeta Ibrahim. Para el hinduismo, detrás de la restricción del consumo de carnes está la creencia
de que consumir animales inocentes e indefensos pone en peligro a quienes los
consumen. La causa es que por su muerte injusta transmiten un mal, -karma-, que
afecta a la naturaleza espiritual de las personas. De ahí, que al igual que en
la cultura islámica o judía, el sacrificio de animales es realizado por un
matarife. Comparten con los musulmanes, la restricción de evitar el
alcohol y son básicamente lacto vegetarianos. El yogur, el kefir y todo tipo de
derivados lácteos son muy valorados por los hindues y musulmanes. Sin embargo,
los budistas más estrictos no toman lácteos ni sus derivados porque proceden de la vaca,
un animal sagrado, para ellos.
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