Primavera
Abril, sin tu asistencia clara,
fuera invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
Eres la primavera verdadera;
rosa de los caminos interiores,
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera.
¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,
abrazados los dos, sea tu risa
el surtidor de nuestra sola fuente!
Mi corazón recogerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa,
tu luz se dormirá sobre mi frente...
Juan Ramón
Jiménez