MITOLOGÍA: EL OTOÑO

Kamshout y el otoño 
Hubo un tiempo en que las hojas del bosque eran siempre verdes. En ese entonces el joven sélknam Kamshout partió en un largo viaje para cumplir con los ritos de iniciación de los klóketens.  El joven iniciado tardó tanto en volver que el resto del grupo lo dio por muerto. Cuando nadie lo esperaba, Kamshout volvió completamente alterado y empezó a relatar su sorprendente incursión en un país de maravillas, más allá en el lejano norte. En ese país los bosques eran interminables y los árboles perdían sus hojas en otoño hasta parecer completamente muertos. Sin embargo, con los primeros calores de la primavera las hojas verdes volvían a salir y los árboles volvían a revivir. Nadie creyó la historia y la gente se rió de Kamshout quien, completamente enojado, se marchó al bosque y volvió a desaparecer.

Luego de una corta incursión por el bosque, Kamshout reapareció convertido en un gran loro, con plumas verdes en su espalda y rojas en su pecho. Era otoño y Kamshout -a partir de entonces llamado Kerrhprrh por el ruido que emitía- volando de árbol en árbol fue tiñiendo todas las hojas con sus plumas rojas.  Así coloreadas, las hojas empezaron a caer y todo el mundo temió la muerte de los árboles.  Esta vez la risa fue de Kamshout. En la primavera las hojas volvieron a lucir su verdor, demostrando la veracidad de la aventura vivida por Kamshout. Desde entonces los loros se reunen en las ramas de los árboles para reirse de los seres humanos y así vengar a Kamshout, su antepasado mítico.
 
MITO PERSÉFONE: El ciclo de las estaciones
 
La historia griega de Deméter y su hija Perséfone muestra cómo el mito intenta explicar las preguntas centrales de la vida: aqui, la pérdida anual de la fertilidad de la tierra y la muerte aparente de la naturaleza. Zeus era a la vez padre y tio de Perséfone. Sin saberlo Deméter, prometió a su hermano Hades (dios del mundo subterraneo) que le daria como esposa a Perséfone. Mientras la muchacha estaba recogiendo flores en los campos de Nisa, la tierra se abrió de repente y Hades se la llevó consigo. Cuando Deméter supo lo ocurrido, airada contra Zeus, abandonó el Olimpo y, al ser ella la diosa de la fertilidad, la tierra quedó estéril y dejó de producir. El hambre habria aniquilado a todo ser viviente si Zeus no hubiese enviado a Hermes para que rescatara a Perséfone. Hades aceptó precisamente cuando acababa de dar a Perséfone una granada. Como se la habia comido bajo tierra, alli deberia pasar una tercera parte del año. El resto podria pasarlo en feliz reunión con su madre, quien, por consiguiente, permitió a la tierra volver a dar fruto.
 
En este mito de fertilidad y muerte, Perséfone en el mundo subterraneo simboliza el grano sembrado; Perséfone al lado de su madre es la semilla germinada que alimenta al hombre y a los animales. Para indicar el paso de las estaciones, para asegurar su perpetuación y para hacer propicia la diosa, se celebraban en Atenas unas fiestas, las Eleusinias, como las fiestas de la cosecha en otras partes del mundo.
 
Además de explicar la sucesión de las estaciones, los mitos justifican también ciclos más cortos, como el de la salida y la puesta del Sol y el de las fases y eclipses de Luna En la mitologia indoeuropea, las órbitas solares se representan mediante un caballo y un carro. Por ejemplo, Surva, el dios solar hindu, cabalgaba por los cielos en un carro llameante, como el dios griego Helios y el dios eslavo Dazhbog. Una versión nórdica explica que el Sol y la Luna se mueven porque una manada de lobos hambrientos los persigue.
 
LAS HADAS DE OTOÑO. Pincha
APOLO Y DAFNE Pincha
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EL RAPTO DE PERSÉFONE